Los Nachos son una auténtica delicia crujiente, un plato simple, con pocos ingredientes, pero repleto de sabor, de historia y tradición, aunque para descubrirla hay que viajar hasta México.
¿A dónde vamos? ¡A descubrir las tortillas chips!
Vamos a empezar aclarando lo que son tortillas, tacos, fajitas, nachos y cualquier otro término con el que se les hace la boca agua a los amantes de la buena cocina.
Las tortillas son parte integrante de la cocina mexicana, acompañan los platos, de forma parecida a cómo se usa el pan en Italia. Si hablamos de tacos, o pedimos un burrito, son siempre tortillas.
Las tortillas se hacen con harina de maíz, generalmente, blanca, y toman nombres diferentes dependiendo de de cómo se cocinan y del relleno:
- Los tacos son tortillas dobladas en forma de medialuna, rellenas con ensalada, chili de carne o judías y aguacate.
- Las fajitas son trocitos de carne marinados con verduras y especias, acompañadas con arroz o una tortilla suave.
- ¿Y los nachos? Su variante más golosa, cortada en triángulos y frita.
Una curiosidad: las tortillas se preparaban en América mucho antes del descubrimiento del Nuevo Mundo. Los Mayas las llamaban tlaxcalli, pero cuando los españoles, bajo el mando de Cortés, en 1519, estuvieron por primera vez frente a este “pan plano”, lo rebautizaron “tortilla”, o sea pequeña torta.
Los Nachos: la receta
Pero, volvamos a nuestros nachos, con su color amarillo intenso, su sabor inconfundible de maíz tostado, y con la forma perfecta para mojar en salsas sabrosas. Estas son las características por las que se han hecho famosos y que, ahora llega la buena noticia, podrás replicar en casa con esta receta sencilla y solamente tres ingredientes: harina, agua y sal.
Ingredientes:
200 g de harina de maíz blanca
200 ml de agua
Una pizca de sal
Procedimiento
Dificultad: Baja
Tiempo: 35 minutos
Cuando hayas amalgamado el compuesto, extiéndelo con un rulo de cocina entre dos hojas de papel de horno hasta obtener un grosor de 3 o 4 milímetros aproximadamente. Ahora corta la masa en muchos círculos, utilizando un fondo de un vaso, y divídelos en gajos. Por último, fríe los nachos en aceite de cacahuete caliente, es suficiente que el aceite cubra el fondo de la sartén.
Pasa un pincel con aceite y hornea a 180° durante unos 8 minutos.
¿Has visto que fácil? Ahora llega lo bueno, porque cuando se habla de acompañar los nachos, la elección es infinita.
Puede ser una sabrosa salsa de guacamole, batiendo un aguacate, media cebolla, un diente de ajo y medio tomate con aceite y limón.
En la receta original se espolvorean con queso (ej. Fontina), que se derrite en una cacerola con parmesano y leche, aliñando todo con guindillas cortadas a rodajas.
Luz verde también a las ensaladas de verdura cortada fina, a salsas de tomate picantes y miles cosas más.
Se nos hace la boca agua a todos, pero todavía no hemos descubierto nada sobre la curiosa invención de los nachos. Mientras que el origen de las tortillas es antiguo, los nachos son una invención mucho más moderna, precisamente, de la década de los cuarenta.
¿Cómo nacieron los nachos?
Estamos en Piedras Negras, una ciudad mexicana a tan solo 4 millas de la frontera americana. Parece ser, que, durante la Segunda Guerra Mundial, numerosos soldados americanos destacados en Texas, cruzaron la frontera para degustar buena comida.
Y aquí es donde leyenda y realidad se funden, una tarde un grupo de americanos del paso fronterizo fue al restaurante Victory Club de Piedras Negras en busca de algo bueno que comer, pero que esto fuese una absoluta novedad, que cogió por sorpresa al restaurador Ignacio Anaya, cariñosamente llamado…“Nacho”.
Se sabe ser capaces de improvisar en cocina es el requisito de todos los apasionados verdaderos, y la idea de freír una tortilla y acompañarla con queso derretido y jalapeños deleitó a los comensales y decretó el nacimiento de un manjar famoso en el mundo entero.
Hasta el punto de que el 21 de octubre se celebra la jornada internacional de los Nachos y el 24 de febrero, en los Estados Unidos, es la jornada de los Nachos. ¡Un buen pretexto para comerse un irresistible plato de nachos humeantes!