Noviembre es el mes de la calabaza, del Día de Acción de Gracias y del Día de la Tarta.
Todos los caminos llevan a: ¡la tarta!
¡Cualquier día es bueno para preparar una tarta, ya sea de limón, de chocolate o de fruta! Aunque, es cierto, que no siempre el resultado responde a nuestras expectativas, aunque pongamos todos nuestros sentidos en la preparación. ¿A quién no le ha salido nunca mal una tarta?
Ahí van algunos consejos para salvar una situación aparentemente irrecuperable y, al mismo tiempo, derrochar menos.
Cómo salvar una tarta que te ha salido mal
Tarta quemada
Vamos a eliminar las partes quemadas con un cuchillo, también en el fondo, e intentaremos luego remodelarla y darle una forma regular. Entonces, con toda la paciencia del mundo, pasaremos a la decoración. Algunos de nuestros consejos: crema chantilly, nata montada, fruta fresca de temporada.
Tarta cocida por fuera/cruda por dentro
Una tarta, que no ha subido bien (y, por consiguiente, probablemente cruda por dentro) puede transformarse en galletas. Solamente hay que cortar la tarta en porciones no demasiadas gruesas y ponerlas en una bandeja con papel de horno. A continuación, hornearemos durante 20 minutos al menos por cada lado en el horno precalentado a 150º. Hay que dejar enfriar y espolvorear con azúcar glas.
Tarta demasiado seca
Casi seguramente, la causa de este resultado es una cocción excesiva. Esto no significa que no esté buena. Para recuperarla, solamente hay que derretir mantequilla al baño maría y echarla caliente sobre la tarta. Cuando penetre en la masa, resultará más blanda.
Tarta caída
Ante todo, depende de cómo se haya roto, si se ha roto en mil pedazos, podrías usarla como base para preparar una zuppa inglese, esperando que, con los rellenos y el Alquermes, los varios pedazos no se despeguen. En cambio, si con la caída solamente se ha desprendido algún pedazo, entonces se podría hacer un glaseado o crema, para untar los dos extremos rotos y unirlos con una presión ligera.