Ser descuidado es absolutamente humano.
Solo en la ciudad de Madrid, en los primeros tres meses del año se han perdido más de 1.000 carteras, pero también se pierden llaves, smartphones, tarjetas de crédito, maletines, mochilas e incluso zapatos. Entre los lugares donde se encuentran más objetos son los metros, bancos, autobuses, oficinas públicas y tiendas.
Es más habitual perder objetos pequeños, incluso dentro del hogar, donde los muebles, sofás y demás accesorios de decoración no nos facilitan las cosas para encontrarlos cuando los necesitamos.
Una de las técnicas más utilizadas para la recuperación es la aspiradora, así podemos rastrear todos los rincones de la casa y luego comprobar si el objeto está en el depósito del aspirador.
Si aún así no lo encontramos podemos utilizar la vieja técnica de intentar recorder dónde utilizamos la última vez ese objeto e ir hacia atrás en el tiempo. Si tampoco tenemos suerte, podemos hacernos con una linterna, que nos ayudará a ver mejor los pequeños detalles de la casa.
Hay numerosos estudios sobre el «descuido» y la consecuente aflicción por perder las cosas, que confirman que de promedio cada ser humano pierde (momentáneamente) hasta nueve objetos por día. Estos informes también nos dicen que gastamos alrededor de un cuarto hora al día para encontrarlos. ¡Casi nada! Entre los factores agravantes de nuestra distracción, enumeramos varios: estrés, fatiga, déficits de sueño y realizar tareas múltiples.
El profesor de psicología Daniel Schachter, de la Universidad de Harvard, conocido por su investigación en el campo de la memoria y autor del libro «Los siete pecados de la memoria: cómo la mente olvida y recuerda», explica que la mayor parte de la pérdida ocurre cuando activamos la memoria para codificar un gesto trivial y repetitivo que estamos haciendo. Con la codificación se activa el hipocampo, que es capaz de realizar el equivalente a una sesión de fotos corta y almacenar la imagen en una serie de neuronas, que luego se reactiva fácilmente.
Es por ello que debemos tener al menos un paquete de pañuelos de papel a mano para que sepa que cuanto más pequeño es un objeto, más fácil es perderlo.