“Cuando pliegas un trozo de papel, estás cambiando el recuerdo de este trozo esencialmente“. Esta cita se ha extraído de “Between the Folds” un documental de 2008 sobre el arte del origami.
Pero vamos a remontarnos hacia atrás, para entender juntos dónde y cómo nace el arte de plegar el papel.
Dónde nace el arte del origami
La primerísima huella de la tradición del origami parece encontrarse en China, donde el papel se producía a partir del siglo II como alternativa económica a la seda. Los monjes budistas chinos introdujeron el arte chino de plegar el papel (“zhezhi”) en Japón solamente en el siglo VI.
El nombre deriva del japonés 折り紙 o-ri-gami (“ori”=plegar, “kami”=papel).
De hecho, este arte antiguo está profundamente arraigado en Japón donde adquiere un valor casi sagrado. No es casual que los términos “papel” y “Dioses” en japonés se pronuncien ambos “kami”.
En Japón, las primerísimas formas de origami, llamadas “go-hei”, eran tiras de papel plegadas en formas geométricas unidas a un hilo o a una vara de madera y se utilizaban, precisamente, para delimitar los espacios sagrados.
Sin embargo, algunas fuentes apuntan que los verdaderos origamis se remontan al periodo 1392-1573 o sea a la época Muromachi, y están relacionados con los noshiawabi, moluscos marinos ofrecidos como dono a los samurais dentro de estuches de papel plegados en un modo cada vez más complejo hasta convertirse en pequeñas obras de arte auténticas.
En la actualidad, el noshi es sustituido a menudo por el noshigami: una envoltura para los regalos utilizada en las ocasiones formales, que lleva el símbolo del noshi (suele hacer así) con el dibujo del mizuhiki, una cinta decorativa tradicional. El regalo es envuelto para que la imagen del noshi quede en la esquina superior derecha del paquete.
La simbología de los origamis en el mundo
En Japón cada forma de origami va asociada a un significado específico: la grulla, por ejemplo, simboliza la inmortalidad. Muchísimos origamis reproducen animales.
En España, Gonzalo Garcia Calvo, músico apasionado de origamis, realiza imágenes en 3D, que reproducen en un modo realista precisamente estos sujetos: ¡su cartera es un auténtico zoológico de papel con los origamis!
En China es diferente, se prefieren objetos inanimados, tales como barcos y edificios.
En Vietnam, durante las fiestas de inauguración del año nuevo, se cuelgan peces en origamis en los árboles.
En Hawaii se realizan guirnaldas (“lei”) trenzando flores con elementos de papel y frutas. En Europa, inicialmente, se consideraban magos o prestidigitadores a los que hacían origamis.
El pedagogo Friedrich Fröbel (1782-1852) fue el primero en intuir las potencialidades de este arte en el campo educativo y así es cómo el arte del origami se convirtió en una auténtica disciplina para enseñar en los colegios.
Una curiosidad: actualmente, el arte del origami se aplica también en varios ámbitos tecnológicos, desde los telescopios espaciales hasta los airbags de los coches.