Hemos de remontarnos hasta el año 1843, cuando el ilustrador inglés, John Callcott Horseley, recibió un encargo muy especial de su amigo Henry Cole, un hombre de negocios que trabajaba en las oficinas de correos británicas: realizar 1.000 postales navideñas para enviarlas a sus amigos.
La leyenda narra que estas fuesen las primeras postales navideñas de la historia.
Callcott eligió la estampa navideña de una familia, compuesta por los niños, los padres y los abuelos, que celebraban la Navidad brindando con ponche (una elección que, siendo el ponche una bebida alcohólica, avivó polémicas).
En la primera postal se leía el mensaje “A Merry Christmas and a Happy New Year to You”, (Te deseo una feliz Navidad y Año Nuevo).
Las tradiciones del mundo
Las festividades navideñas, como bien sabemos, no son en absoluto recientes y las encontramos en la cultura del mundo entero y alrededor de una mesa navideña se realizan gestos tradicionales, que son las huellas de un pasado más vivo que nunca.
Asimismo, felicitarse durante unas fiestas que anteponen a todo el amor y la amabilidad no es para nada reciente y, si bien es cierto que, estas primeras postales navideñas fueron una “novedad” a finales del siglo XIX, algunos remontan el origen a los denominados “pequeñas notas navideñas”.
Son postales difundidas en el siglo XIX en Inglaterra, mensajes de felicitaciones de fin de año con los que los estudiantes demostraban a sus padres sus progresos en caligrafía.
Retrocediendo todavía más en el tiempo, nos llegan noticias de la costumbre, en Alemania, de enviar felicitaciones para el año nuevo desde el siglo XV. No estamos ante las postales de Navidad, sino “Andachtsbilder”, unas figuras votivas con la imagen dibujada del Niño Jesús y un mensaje de felicitación para el Año Nuevo.
En ese mismo periodo, también en los Países Bajos circulaban las “Sanctjes”, una especie de postal con la imagen de San Nicolas.
Aunque, realmente, para llegar a la primera postal de Navidad moderna, hemos tenido que esperar hasta el deseo de Cole, combinado con la manualidad del ilustrador Calcott.
A partir de la segunda mitad del siglo XIX, con la industrialización a larga escala, las postales se han van abaratando cada vez más y, sobre todo, llegaron a ser mucho más numerosas: la costumbre de enviar las felicitaciones en las fiestas se arraigó rápidamente y tuvo un enorme eco. La familia dibujada por Calcott fue tan solo la primera de una larga serie de imágenes y temas recurrentes relacionados con las Festividades.
En el año 1850, la costumbre llegó hasta América, de la mano de un tipógrafo estadounidense de la ciudad de Albany, R.H. Pease, que realizó postales de felicitaciones en blanco y negro con temas navideños. Aunque, la verdadera aportación al triunfo de las postales de Navidad al otro lado del océano se ha de atribuir a la intervención del empresario de origen alemán, Louis Prang, por entonces propietario de numerosas imprentas en los Estados Unidos, que se dedicó a imprimir postales de Navidad.
La demanda de postales aumentó en un modo desmedido: ¡aproximadamente 5 millones anuales! Y no están para nada en declive a pesar de la llegada de la era moderna, repleta de sus correos electrónicos, sms y chats.
Todavía, hoy en día, dedicar un pensamiento con cariño a alguien enviando una felicitación, mucho mejor si la has hecho, es algo apreciado en el mundo entero.